Antes de la tormenta
Todo empezó a la edad de los 15 años. Recuerdo que empezábamos un nuevo curso y estaba feliz, porque era el último curso de una etapa que me marcó mucho: la ESO. Además, coincidía que me cambiaba de colegio y estaba muy ilusionada. Ilusionada: que era de ilusa y confiada...
Dejaba atrás el mote de rara, ese mote que me marcó y que odiaba. Decía adiós a unos 10 años de escuela que estuvieron más marcados por lágrimas que por risas, pero que a su vez apreciaba por todo lo que me habían enseñado, por todo lo que había aprendido. Era como era gracias a lo que me había pasado y estaba orgullosa de mi misma por haber conseguido controlar esos ataques de ansiedad que me habían acompañado el último año.
Si, sufrí “bullying”, pero aún no se usaba esta palabra. Era acoso a secas, sin anglicismos. Más que físico, emocional. Pero dolía igual.
Recuerdo estudiar en los recreos para tener algo que hacer, ya que sino me enfrentaba a las chicas que durante tanto tiempo me aterrorizaron. Si no estudiaba, iba con los chicos, que me aceptaban tal y como era. Sin preguntas, sin prejuicios. La verdad que los recuerdo con cariño. Espero que les vaya bien. Quise perder el contacto con todos y cada uno de ellos. Preferí cortar de raíz, porque en ese momento me hacía más daño.
Y ahí estaba, en clase de educación física en el nuevo instituto rodeado de posibles nuevas amistades dándolo todo. Porque el deporte era lo que me había ayudado a salir de ese periodo de ansiedad. Una ansiedad que en los peores momentos salía a la superficie en forma de tres ataques diarios. Ataques de pánico reales; en los que me quedaba en blanco sin poder respirar, en los que mis profesores se asustaban tanto que no sabían como reaccionar.
Hola. Soy Carmen y soy enfermera pero llevo desde el 97 sin poder trabajar. El dolor crónico vive conmigo y con mis otras patologías. Te seguiré con mucho gusto. Gracias
ResponderEliminarEncantada Carmen. ¡Muchas gracias por leerme!
EliminarTe mando un abrazo enorme a la vez que flojito❤️